Llegamos a los partidos de octavos de final de la tarde, ya nos aproximábamos a una de las primeras bolas de partido que debía jugar la Selección española, ya estábamos en el partido antesala de lo que podría ser la continuación de este #SueñoCompartido o entrar en la pesadilla de ser eliminadas.
Por otra parte, con el Nigeria – Grecia decíamos adiós definitivamente al Quico Cabrera para centrarnos de manera absoluta en el Santiago Martín de San Cristóbal de La laguna, donde viviríamos un duelo entre dos clásicos del baloncesto Europeo como Francia y Turquía, las Selecciones de también dos clásicos en los banquillos como es la francesa Valerie Garnier y el preparador otomano Ekrem Memnur.
Las francesas que pese a su, para algunos, sorprendente derrota ante la Canadá de Thomaidis y Nurse, que les abocó a tener que batirse el cobre con la Selección turca para continuar vivas en esta competición.
Mientras que las asiático-europeas terminaron terceras en un grupo B, donde sucumbieron ante una de las sorpresas de la competición que no es otra que la selección Nigeriana que jugará los cuartos de final contra EEUU.
En el primer cuarto las otomana salieron a por uvas, con un descoloque defensivo de los que marcan época o posible tendencia, mientras que Francia, siempre muy asentada en un sota caballo rey que ha hecho de la Selección gala ser una apuesta a caballo ganador, marcando los tempos del partido y sacando ventajas de la envergadura y altura de sus jugadoras interiores.
El parcial de este cuarto tenía visos de reproducirse indefinidamente durante el resto del mismo o de incluso aumentar la diferencia debido a que la única anotadora clara que tenía el colectivo otomano, Quanitra, hacía muy pronto la segunda personal, forzando a que el técnico otomano la sentase y anulase el escaso poder anotador de la escuadra de la media luna.
Bahar Çağlar superando la marca de Diandra Tchatchouang
El conjunto otomano solo funcionaba cuando la norteamericana estaba en cancha, si Ekrem sentaba a Hollingsworth, cualquier dentro-fuera, cualquier tiro liberado, cualquier penetración, doblar el pase y tirar, etc. Eran inmediatamente reducidos a la nada por las francesas.
Al descaso, sorprendentemente, la ventaja de francesas sobre otomanas no era una diferencia exagerada como la que se podía esperar de la diferencia en cuanto a la cantidad y calidad de banquillo de la Selección gala y la facilidad con que cualquier jugadora interior de Francia conseguía puntos o negaba la posibilidad de obtenerlos por las turcas.
En el tercer cuarto sorprendió Turquía saliendo en tromba con Bahar Çağlar en modo Marnie la ladrona y a Qhanitra completando jugadas, se llegaron a poner a tan solo 2 puntos, después de ir perdiendo de 19, pero fue todo un espejismo, un oasis dentro de un desierto, todo eso fue el baloncesto del equipo otomano y más cuando a Quanitra Hollingsworth le pitaron la 4ª personal y tuvo que estar en el banquillo mucho tiempo.
En ese preciso instante a Francia se le abría el cielo y comenzaban a levitar los puntos como Santa Teresa, llegando hasta el doble dígito gracias a un parcial de 12-0 tras, como decimos, de sentar a la estadounidense.
En el último cuarto el preparador turco Ekrem Memnur fue con todo, quemó todas las naves sacando desde el principio a Quanitra y al resto del escaso elenco de grandes jugadoras que, pese a ser una Selecciona clásica, está sumida en un relevo de ciclo + generacional, o al menos debería estarlo desde mi humilde punto de vista, la Selección otomana.
Al final del ultimo cuarto la situación fue Bizarra, descalificante al seleccionador turco, técnicas, a banquillos, jugadoras, antideportivas por flopping o casi por respirar, por pitar, pitarían técnica al público por protestar, realmente el final del partido fue algo surrealista, pero como estaba decidido desde hace mucho no repercutió en la victoria final de las galas por 78 – 61
Sergio Orozco
Imagen: FIBA